Tener miedo a estar solo siendo hombre es literalmente no estar preparado para ser hombre y temer ser masculino.
La soledad es inherente a la masculinidad y es completamente deseable.
Quien más, quien menos desea estar solo, pero si tienes la NECESIDAD de compañía de otros hombres, o mucho peor, de mujeres, continuamente, es importante enfatizar esta palabra; sencillamente estás perdido, necesitas madurar y curar algunos traumas pasados que probablemente estén afectándote incluso sin que tú los conozcas.
Estás solo, aunque no lo creas
Siento decirte que estás solo por muy rodeado de personas que te encuentres. A más mediocre eres, y la mayoría lo somos hasta cierta edad, más solo estás y menos puedes confiar en la gente de tu alrededor cuando necesites alguien sobre quien recaer.
Dicen que “no hay peor soledad que aquella que se siente rodeado de gente”, pero discrepo, yo más bien diría que no hay peor soledad que aquella que existe cuando estas rodeado por una multitud, pero no eres capaz de sentir que no estarán ahí para ti cuando los necesites. Cuando no eres consciente de que estás solo, y vives como si todo el mundo estuviera allí para ti en cuanto los necesites, ahí. Ahí estás realmente jodido.
Aquí muchos diréis “pero tengo novia”, y no os dais cuenta de que eso no es tener a alguien. La presencia física de alguien no descarta la soledad. Otros diréis “pero tengo amigos”, sin daros cuenta de que son meros colegas con los que sales de fiesta y poco más. Habrá otros que intentareis justificar que no estáis solos diciendo “pero tengo una familia” y aquí puedo decir que tenéis razón, pero solo parcialmente; porque nunca te van a comprender ni a poder sacarte de tus miserias por mucho que quieran y quieras.
En el fondo todo ser humano viene al mundo solo y muere solo. Pero en el caso del hombre es aún más evidente.
La pregunta que te hago es: ¿a cuántas personas podrías llamar si necesitaras un favor de vida o muerte, de forma imprevista, y que además supieras con total certeza que nunca te dejarían tirado? Si respondes a esta pregunta honestamente es posible que digas “ninguna”, y probablemente no te equivoques, porque siempre duele más el estómago propio que el de un tercero por muy amigo que sea.
Tú vas a tener que salvarte de tus demonios internos, ni pastillas, ni psicólogos ni nadie puede hacerlo por ti. Tú vas a tener que resolver tus problemas sólo y además se espera de ti que no te quejes y que salves los problemas de otros, como los de tu mujer o tus hijos. Siendo hombre pocos están para ti, pero tu debes estar para todos.
Por eso es tan importante tener una hermandad muy selecta de hombres, por quienes pudieras poner la mano en el fuego de que jamás te fallarían, porque ni tu mujer, ni tu familia, van a poder salvarte y todos, incluidos a los que hoy llamas tus “amigos”, perderán el respeto hacia ti si no eres capaz de solucionar tus problemas solo o si lloras y te muestras débil.
Por mucho que lo quieras creer o que te intente vender la sociedad. Estás solo y cuanto antes lo entiendas, antes dejarás de estar resentido con el mundo y antes empezarás a construirte para poder lidiar con todo por tu cuenta.
Debes ser capaz de saber responsabilizarte de todo por tu cuenta, de poder salir de la mayoría de los embrollos sin necesitar a nadie y de poder calmar tu mente y tus emociones sin recurrir al uso de drogas o a otras personas. Necesitas aprender a vivir solo si quieres vivir de forma satisfactoria en sociedad.
El hombre necesita tiempo solo
Dejando de lado el posible debate acerca de si estás o no estás solo, en realidad el hombre ama la libertad, ama sentirse capaz de tener mucho tiempo para él, en su cabeza, meditando, trabajando, reflexionando, conectado con su interior. Esto significa estar alejado de las mujeres, del ruido de la ciudad, alejado de tus amigos y de tu familia. Esto supone que el hombre ama estar solo y busca esa soledad para poder crecer y entenderse.
Si analizas el mundo, la mujer siempre ha sido más tendente a pasarse horas y horas viendo telenovelas, abstraída del mundo y alejada de su soledad, le encanta quedar con sus amigas y pasar horas hablando de lo que le ha pasado a una actriz famosa, a otra mujer que conocen, o de temas sin importancia como qué zapatos van a llevar, o qué vestido van a comprar el próximo sábado.
El hombre, por el contrario, disfruta del pensamiento, de la reflexión intelectual. La mayoría de los filósofos son y han sido hombres, la mayoría de los pensadores y creadores son hombres, el hombre ha nacido para ello y ansía la libertad que la soledad ofrece cuando se domina y ama.
No saber estar solo ya no simplemente es peligroso debido a la soledad a la que la vida te va a forzar en muchos momentos, sino que además supone vivir desconectado de tu esencia masculina y del máximo crecimiento y dominio personal. No saber estar solo muestra el miedo atroz de algunos hombres a lidiar con sus demonios ocultos que solo aparecen cuando hay silencio a tu alrededor, supone no querer enfrentarnos a nosotros mismos, es el secreto de la mediocridad y del sufrimiento permanentes.
El hombre ama, o debe amar su soledad para saber lidiar con la soledad obligada a la que la vida nos va a forzar en algunos momentos, queramos o no, y para disfrutar de la soledad elegida
El domino del yo
Nuestros pensamientos son al mismo tiempo nuestro mejor aliado y nuestro peor enemigo, y de esos pensamientos pueden nacer emociones y sentimientos con mucho potencial destructivo.
Cuando tus pensamientos se ven apagados por estímulos externos continuos, sencillamente no somos conscientes de lo que verdaderamente nos pasa. Es por ello por lo que muchas personas buscan ocupar su mente continuamente con actividades para distraerse porque en el fondo saben que no son capaces de lidiar con ellos mismos.
Un chico de 20 años, que no se relaciona con nadie, trabaja desde casa y simplemente sale a comprar; o ni siquiera eso. tiende a pensar que, por estar la mayor parte del tiempo sin nadie a su lado, ya sabe estar en soledad y conoce ese sentimiento a la perfección. La realidad, luego, suele ser bastante diferente. Acaba de trabajar, e inmediatamente después comienza a ver una serie, tras la cual te pasas cuatro horas en un videojuego, todo ello aderezado con unos minutos en TikTok e Instagram… Lo siento, no conoces la soledad. Porque pese a que sí conoces la soledad física, siempre tienes tu mente ocupada con cosas que hacen que ese sentimiento desaparezca. Muerto el perro, se acabó la rabia: si me ocupo la mente todo el rato, jamás pensaré en la soledad y me haré consciente de ella y los sentimientos que me provoca.
El problema de esto es que nos hace débiles y dependientes del exterior, y que sin ese conocimiento y dominio interior, nunca podremos tener éxito real en el resto de áreas de nuestra vida. Si no dominas tu mente, no dominas tu cuerpo y no tienes control sobre tus resultados. Eres un barco a la deriva y abandonado al azar de la marea que son tus pensamientos.
Un hombre masculino es fuerte mental y físicamente, pero sin la fortaleza interior, la fortaleza física no es sostenible ni real, meras apariencias. Dedica tiempo cada día, o al menos un par de veces a la semana a la conexión contigo mismo, a la reflexión y al distanciamiento de todo y todos. Dedica tiempo a conocerte, a sufrirte y aceptarte.
Un hombre no consigue madurar y llegar a su máxima y mejor versión masculina hasta que no consigue esto.
El dominio interior nace de la soledad más absoluta y terrorífica (al principio).
Conclusión
No se trata de ser un hombre solitario siempre, ni de vivir la vida sin experimentar interacciones sociales. Como sabrás, en Male Empire somos fieros defensores de la hermandad y de la camaradería entre hombres. No se puede llegar realmente lejos sin compañía. El dicho “solo, llegas más rápido; acompañado, llegas más lejos” tiene gran parte de razón.
Se trata de saber estar solo, de poder vivir y solucionar la mayoría de nuestros problemas solo. Se trata de ser independiente.