En efecto, la naturaleza ha diseñado a los hombres con las características adecuadas para liderar. Esa es la razón por la que tú, como hombre, debes liderar la relación. Estás creado para ello y además, aunque a veces lo nieguen de forma verbal… las mujeres lo desean.
Entender cómo liderar, qué es el liderazgo y sus diferentes tipos puede facilitar mucho una tarea tan gratificante, pero a la vez con tanta responsabilidad.
Teorías sobre el liderazgo
Antes de nada, tenemos que entender que el liderazgo no deja de ser una característica que describe una conducta. Una característica conductual que se da de diferentes formas en diferentes personas que han sido consideradas históricamente líderes.
Es por ello que existen varias formas de definir liderazgo, y por tanto varios tipos de liderazgo. Cada teoría intenta agrupar las características que debe reunir alguien que quiere definirse como “líder”, en alguno de los distintos tipos de liderazgo.
Las principales teorías son:
- Teoría carismática o de rasgos: estudia individualmente los rasgos de líderes históricos excepcionales para identificar qué hace a un buen líder.
- Teorías transformacionales, transaccionales y conductuales: definen al liderazgo en función de las personas y la orientación a cada tarea.
- Teoría contingente: la influencia de un líder se debe a su situación de poder, entre otros factores.
- Teoría situacional: enfatiza en la importancia del contexto para un líder a la hora de dar una respuesta a qué es el liderazgo.
Existen más teorías, pero solamente vamos a mencionar las principales.
Cabe destacar que todas las teorías tienen parte de razón, al final lo que hacen es explicar un fenómeno, el del liderazgo, desde puntos de vista diferentes. Sin embargo, autores como Bass, defensor de la teoría transformacional, estableció en 1974 que el Siglo XXI supondría que las mujeres ocuparían la mayoría de los puestos de liderazgo ya que, según su teoría, están mejor dotadas para el liderazgo.
Si bien, como siempre, las palabras se las lleva el viento. Los datos muestran que, a finales del ejercicio de 2021, en la Unión Europea, las mujeres representaban un 60% de las titulaciones administrativas y orientadas hacia la dirección empresarial. Un 31,5% de los miembros que componen los puestos de responsabilidad, y un 8% de los miembros de consejos administrativos de las empresas. *
Un artículo del portal biográfico BiographyOnline, recogía las 75 personas del siglo 21 cuya biografía había tenido más visitas. De las 75, 18 eran mujeres, de esas 18 mujeres, si quitamos actrices, cantantes, modelos y activistas de la izquierda climática, nos quedan 6. Seis mujeres que verdaderamente han ejercido el papel de líder. Seis mujeres frente a 57 hombres, representando un 9,52%, un porcentaje muy similar al que veíamos que ocupan las mujeres en los consejos de administración empresariales.
Las encuestas que preguntaban acerca de quién era mejor líder, daban la victoria a los hombres, las que preguntaban por quién era mejor jefe, daban la victoria a las mujeres.
Resulta curioso que las mujeres eran las que valoraban a los hombres como mejores líderes y las que menos votaban a la mujer como buen jefe.
No te fíes de lo que dicen, sino de lo que hacen.
Los estudios realizados en la última década han ido depurando los rasgos y características que las teorías sobre el liderazgo habían atribuido a hombres y a mujeres, y como conclusión podemos establecer ciertos rasgos que caracterizan más a cada sexo, para simplificar, vamos a incluir los más importantes.
La mujer:
- Multitasking: las mujeres saben organizar mejor su espacio de trabajo y su agenda, esto les permite realizar más tareas al mismo tiempo.
- Trabajo en equipo: las mujeres consiguen una mayor eficiencia y organización del trabajo en grupos. Los equipos en los que hay, al menos una mujer, obtienen como regla general mejores resultados.
- Honestidad/moralidad/empatía: varios estudios han demostrado que la mujer que ocupa puestos de responsabilidad tiende a decir la verdad y tomar decisiones éticas.
- Capacidad para ceder: las mujeres suelen conformarse con menos, y por ello están más dispuestas a ceder si eso favorece un mejor ambiente de trabajo.
El hombre:
- Decisión: aunque hay varios, el estudio de Cahyani y Utama de 2013 informó de que los hombres, además de tomar decisiones difíciles más rápido, dudaban menos de su decisión una vez tomada, y utilizaban métodos más racionales para tomar dicha decisión.
- Eficiencia: Los hombres son tendentes a abstraerse en una única tarea, y por tanto aumentar su rendimiento en ella.
- Falta de culpa/menor empatía: los hombres tienden a sentirse menos culpables al tomar decisiones erróneas o tomar decisiones difíciles o poco éticas que perjudican a otros.
- Estrategia: los hombres tienden a planificar su toma de decisiones a largo plazo, teniendo un plan previo. Esto facilita enormemente la consecución de objetivos y reduce los efectos de los contratiempos sufridos en el proceso.
- Ambición: los hombres son ambiciosos, y siempre quieren más. Por eso es poco común que si han llegado a este tipo de posiciones se conformen con su situación.
Ahora pensemos racionalmente. A la hora de ser el CEO de una compañía de 5000 trabajadores, que ha costado 40 años crear y crecer hasta el punto en el que está:
¿De qué sirve tener multitasking? Vas a contratar a personas que hagan las tareas en las que tú no eres un experto.
¿De qué sirve tener capacidad de trabajo en equipo? La decisión solo la toma mayoritariamente una persona o un grupo reducido de ellas.
¿Es la moralidad un aspecto que suma? En el juego del poder y el éxito, la moralidad no es más que un lastre, puede nublar tu juicio. Tener empatía va a significar tomar malas decisiones simplemente por no hacer daño a otro.
¿Ceder va a permitir que tu compañía crezca? Habrá veces que tengas que ceder, pero no es una cualidad adecuada para un líder. Cuanto menos se ceda, más beneficio para la compañía.
Como podemos ver, no se trata de que las mujeres no puedan hacerlo, simplemente que su forma de hacerlo no es la más eficiente si lo que quieres es obtener resultados. Descontando el hecho de que la mayor parte de mujeres tienden a desresponsabilizarse y pasarle la patata caliente a otro cuando hay problemas. ¿Quién querría un líder así?
Todo esto debe ser puntualizado. Porque estos estudios se han hecho comparando hombres y mujeres que YA SE ENCUENTRAN EN PUESTOS DE LIDERAZGO. Como sabemos, las mujeres que acceden a puestos de responsabilidad dejan por el camino parte de sus características femeninas, además de que suelen ser menos femeninas que la media de por sí (por sus actitudes y características psicológicas); es decir, estamos comparando a hombres con mujeres poco femeninas.
La conclusión a la que debemos llegar es que las mujeres más masculinas lideran mejor que las muy femeninas. Y que las mujeres más masculinas (con más energía masculina), lideran peor que los hombres.
¿La mujer es entonces siempre un peor líder?
Si dividimos el liderazgo en sus tres aspectos principales: liderazgo autoritario, democrático y liberal, la mujer suele obtener mejores resultados en los dos últimos.
Esto se explica de forma sencilla, en el liderazgo democrático todos participan en la toma de decisiones, y la mujer es capaz de organizar mejor los grupos sociales. En el liderazgo liberal se permite una completa libertad de decisión a los subordinados, y las mujeres, al tener una menor orientación hacia objetivos y una menor ambición, crean un mejor ambiente de trabajo, a la vez que son más propensas a ceder a las solicitudes y suelen emplear mejores formas y un lenguaje más complaciente.
El problema que tienen estos dos métodos es que solamente dan buenos resultados cuando las cosas están a favor. Cuando las cosas están en contra, el liderazgo liberal sufre la falta de autoridad del encargado. El liderazgo democrático adolece de los mismos problemas que las democracias modernas: nadie quiere tomar la decisión impopular y recibir la culpa, así que la decisión se posterga hasta que llega un punto en que todo es insostenible y se cae.
Por tanto, aunque dentro de una organización existen diferentes órganos, la jerarquía dentro de cada uno de ellos suele acabar en un líder del tipo autoritario, que es quién finalmente toma las decisiones y carga con el éxito o fracaso de los proyectos. A la hora de una pareja o familia, el liderazgo que se espera es de máximos, es decir, de decisiones finales, por lo que no existe posibilidad de ejercer otro tipo de liderazgo distinto al autoritario, en el que los hombres siempre obtienen mejores resultados.
Liderazgo en la relación
Como ya hemos comentado, cuanto más femenina sea tu pareja (recuerda que características de la feminidad son la irresposabilidad, la fluctuación emocional y la indecisión. Todas ellas son precisamente cualidades contrarias a las que se exigen de un líder capaz), menos capacidades de liderazgo autoritario va a tener, y esto no es malo per se. Pero incluso si tu pareja fuese una mujer masculina, y tuviese altas capacidades para el liderazgo democrático y liberal; esos tipos de liderazgos no son funcionales en una relación, sus características no llevarían el proyecto de vida a buen puerto a la larga:
- Cuando haya un problema, te da igual que tu pareja sepa hacer muchas cosas a la vez, solamente necesitáis hacer una: tomar una decisión rápida y efectiva; y precisamente en eso fallan.
- Te da igual que tu mujer pueda liderar un equipo mejor que tú, porque solo sois dos.
- Te da igual que tu pareja tenga una alta moralidad porque muchas veces en la vida, hay que tomar decisiones poco éticas para sobrevivir, muchas veces se deben poner por delante vuestros intereses a los de los demás.
- Si tu pareja cede ante todos y adolece falta de ambición, es algo negativo más que positivo para un proyecto de vida. Solamente puede llevar al estancamiento o retroceso.
Sin embargo, todas las características masculinas están dirigidas a ejercer un liderazgo autoritario: solucionar problemas graves rápido, sin dudar; con el menor coste posible para ti y los tuyos; y elaborando un plan a largo plazo para que las cosas vayan a buen puerto a partir de entonces, haciendo todo lo necesario, caiga quién caiga, para que tu proyecto tenga un buen final y una vez acabado, ir a por más.
El hombre es un líder nato. Esto no significa que no haya mujeres que lideren mejor que la mayoría de los hombres. Existen. Pero no dejan de ser la excepción, y la mujer que mejor lidera, nunca liderará tan bien como el hombre que mejor lidera.
Cabe destacar que, si tú no adoptas el papel de líder, ella tendrá que adoptarlo, de este modo, tú te harás más femenino, y ella más masculina. Tendrá que aportar energía masculina a la relación dado que tú no has cumplido con tu papel. De este modo tendréis al timón de la relación al marinero menos indicado para llevarlo.
Igual que no le das una calculadora a un bebé, porque no está capacitado para usarla de forma efectiva, no porque no pueda usarla; no te habitúes a ceder la toma de decisiones a tu pareja, ya que, si tú eres masculino, siempre será más efectivo que tomes tú la decisión.
Y por si fuera poco, a la mayoría de mujeres NO LES GUSTA TOMAR DECISIONES NI LIDERAR. Si por norma a general no quieren elegir el sitio al que ir a tomar un café, ¿de verdad crees que quieren tomar una decisión que pueda arruinaros la vida? Por mucho que ellas lo nieguen, quieren que se lo pongas fácil: tú lideras el camino, tomas las decisiones y arreglas los problemas; ellas se encargarán de que tengas el apoyo suficiente como para no desfallecer en el proceso. Y en esta complementariedad, encontraréis el éxito.
Conclusión
Sean o no sean buenas líderes en los negocios, en las relaciones se ha visto en innumerables ocasiones que si la mujer es la que toma las decisiones la relación no acaba saliendo bien.
Las mujeres se sienten excitadas por un hombre líder y decisivo.
NO HAY MÁS DEBATE
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* Datos obtenidos de EIGE, estudio de Junio de 2022